He leído con atención la nota de la Dirección de Paradores y tengo que manifestar que es, casi con exactitud, lo que esperaba. Parezca lo que parezca nunca, ni en esta etapa ni en situaciones anteriores, se ha llegado a discutir realmente sobre temas específicos, porque jamás se ha sobrepasado la barrera de los conceptos: Propiedad, autoridad, etc..
Desde este punto de vista, y a la nota me remito, ¿Qué podemos discutir?. El ocupante de una habitación de hotel, por ejemplo, puede quejarse, denunciar al organismo competente la calidad de los servicios, sugerir cambios y mejoras a la dirección o, simplemente, no volver, pero no tiene ninguna autoridad legal para negociar o exigir políticas de empresa con la propiedad porque no es propietario ni copropietario. Solo usuario.
Ese ha sido siempre el planteamiento de la Dirección de Paradores. La nota es tan clara, tan directa, tan irritante y tan poco afortunada en la redacción, que incluso me atrevo a suponer que busca, deliberadamente, dar un golpe de autoridad, un “hasta aquí hemos llegado” que ponga definitivamente en su lugar a los abonados del campo de golf. No puedo suponer otra intención ante una redacción tan sobrante de adjetivos, porque la Dirección de Paradores también dispondrá de asesores de imagen que hubieran aconsejado, sin duda, otro estilo con menos “daños colaterales”
Por contra, los abonados del campo de golf, especialmente los “históricos” partimos de conceptos casi románticos suponiendo, ilusos de nosotros, que el peso de nuestras razones, la evidente vinculación del club con la ciudad y nuestra manifiesta buena voluntad, serán argumentos suficientes para convencer al “empresario”.
Siempre he colaborado de buena gana con la Asociación pero, en el fondo, nunca he creído que pudieran conseguir demasiado en la línea de una supuesta negociación. Digo “supuesta” porque no creo que el importe de la cuota ni la mayoría de los puntos discutidos por la Asociación sean lo más relevante en este momento para la Dirección de Paradores. Lo realmente importante para ellos es que se reconozca, sin lugar a dudas y para siempre, el derecho que tienen como empresarios para decidir sus políticas de empresa sin ningún tipo de encorsetamientos.
Y desde esta premisa, lo último que aceptarían es una especie de “comité de empresa” con el que se vieran obligados consensuar o, al menos, discutir sus decisiones.
No creo pues que debamos frustrarnos más de lo necesario porque lo ocurrido era, más o menos, lo que se podría esperar. Se ha perdido una batalla, no creo que se haya perdido la guerra.
La Dirección de Paradores ha marcado el proceso y las reglas de juego:
Yo decido - te reconozco capacidad para opinar o sugerir - una vez que te he escuchado, decido.
Sin embargo no creo que esto sea el final. Una vez fijado el marco de actuación y los roles de las partes, estimo que seguimos teniendo alternativas:
· Los abonados, como usuarios individuales, debemos ser disciplinados con las reglas del campo de golf y exigir, eso sí, los servicios que pagamos. Los que pertenecemos a la Asociación deberemos, además, respaldar sus iniciativas.
· La Asociación tiene dos campos de actuación muy definidos.
Puesto que está bloqueado cualquier tipo de reconocimiento formal por parte de Paradores, hay que seguir con las iniciativas legales en curso, reabriendo la posibilidad de discutir la propiedad, solicitando la colaboración de las Administraciones Locales y buscando el apoyo de Asociaciones valencianas de tipo empresarial, cultural, medios de comunicación, etc.. Posiblemente sería muy ilustrativo y de gran ayuda publicitar la nota de la Dirección de Paradores, especialmente de alguno de sus párrafos.
La segunda vía es que, como representantes de usuarios, envíen sugerencias a la Dirección de Paradores sobre todos los temas que nos afectan (reglamento del club, importe de las cuotas, etc..)
Todo ello, como es natural, dentro de los cauces de la más estricta cortesía y del ordenamiento jurídico
Por otra parte la nota tiene un punto muy esclarecedor. Excepto de sus formas o su talante, no hagamos a la señora directora responsable de los errores, tampoco de los aciertos, que podamos apreciar. Se nos dice que no es más que “una mandada”, apéndice necesario sin poder de decisión, de una Dirección de Paradores “que está en los cielos…”.
Nunca lo hubiera sospechado
José Luis Martínez